Una PUERTA puede representarnos un espacio formalmente definido que aún no es accesible, una zona material o psicológica.
Es el límite entre una zona y otra que nos plantea la posibilidad de pasar a otro mundo aún no encontrado, quizás nos anticipa lo que está más allá y que aún no es algo conocido.
Cuando comenzamos una nueva aventura, la psique naturalmente pasa por una variedad de preparaciones emocionales y mentales en anticipación de esa experiencia.
Anticipamos, planificamos y nos preguntamos.
Es como si nos acercáramos a una puerta de entrada sin saber qué hay al otro lado.
La etapa de entrada es el primer paso de acceso al espacio liminal o atemporal donde perdemos nuestra orientación de la vida habitual pero nos volvemos más conscientes de nuestra interioridad y nuestra conexión con el inconsciente.